Aunque nuestro tema principal son los briófitos y los líquenes, queremos destacar un grupo de plantas vasculares muy relevantes en las turberas, las plantas insectívoras. Estas plantas, también llamadas carnívoras, conforman un grupo de organismos capaces de atrapar pequeños animales para nutrirse de ellos. Para ello tienen estructuras especializadas como las hojas, que poseen glándulas que secretan enzimas que les permiten capturar y digerir pequeños organismos como insectos, crustáceos, gusanos, pequeños peces, anfibios, etc., y obtener de la proteína animal el nitrógeno para complementar sus necesidades nutricionales.
Crecen en ambientes permanente o temporalmente encharcados, pobres en nutrientes, especialmente en nitrógeno. En estas condiciones capturar animales les permite obtener compuestos nitrogenados sin necesidad de sintetizarlos. Al mismo tiempo las hojas verdes de estas plantas fabrican hidratos de carbono (Berzosa et al., 2003).
En las turberas de Chiloé podemos encontrar dos especies Pinguicula antarctica y Drosera uniflora, siendo esta última la más común. Las droseras miden entre 3 y 5 cm de alto, presentan hojas de colores rojizos, son redondeadas y están dispuestas en una roseta. Estas hojas están cubiertas de glándulas pedunculadas o tentáculos, cuyos extremos normalmente secretan una sustancia pegajosa que retiene los insectos pequeños que se posan sobre ella y otras glándulas sésiles (no tienen pie) que secretan enzimas digestivas y sustancias pegajosas.



Drosera uniflora


Pinguicula antarctica